Antes entraban al quirófano después de los 40 años. Ahora lo postergan a cambio del botox, láser y los rellenos.
La demanda de procedimientos estéticos no tiene techo. Cada vez más personas buscan opciones para conservarse jóvenes, y evitar el quirófano parece ser ahora la primera elección, a tal punto que las argentinas ya demoran hasta 10 años la llegada al lifting facial. Los datos surgen de un relevamiento entre pacientes de centros estéticos de todo el país presentado en el IV Congreso Argentino de Especialidades en Medicina Estética.
Fernando Felice profesor de la UBA, director médico del Centro Vesalio y presidente del congreso halló que los tratamientos no invasivos como el botox o los rellenos de ácido hialurónico retrasan al menos 10 años el lifting. Aplicamos láser para estirar la piel, rellenos para las arrugas y para devolver el volumen, y botox para relajar los músculos que se contraen y dan lugar a las arrugas dinámicas de la frente, la sonrisa o el entrecejo, explica Felice. Otros especialistas también coinciden en que las mujeres no dejaron de preocuparse por verse jóvenes, pero que ahora optan por estas técnicas antes que por el bisturí.
Antes, después de los 40 se hacían lifting. Esto está sucediendo 10 años o más después. La gran ventaja de retrasarlo es que se evita repetirlo, afirma Felice. Estos tratamientos no invasivos resultan altamente eficaces para retrasar la necesidad de una cirugía cuando se realizan a tiempo, es decir, cuando se inician ante los primeros signos, ya que una vez instalados la cirugía es la única solución, aclara el cirujano Francisco Famá, ex presidente de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires.
El lifting es un procedimiento para hacerse una vez en la vida. La segunda o tercera vez aumenta el riesgo de perder naturalidad, explica el dermatólogo Sergio Escobar, miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología. Agrega que los pacientes que recurren a técnicas no invasivas se ven cada vez mejor con el paso del tiempo, Un tratamiento con botox en el largo plazo más de 12 años con aplicaciones 2 a 3 veces por año tiene efectos cada vez más duraderos. Las arrugas del entrecejo y de la frente tienden a desaparecer.
La otra gran ventaja de hacer esperar al lifting tiene que ver con los riesgos. Los tratamientos no invasivos, a lo sumo, pueden provocar alguna quemadura superficial o alguna mancha, mientras que la cirugía puede acarrear complicaciones por la anestesia, la cicatrización y los hematomas.
En el caso del lifting también existe el riesgo de dañar el nervio facial, describe el doctor Sergio Korzín, cirujano plástico, miembro titular de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica y Reparadora, y director de la clínica Lasermed.
Otra ventaja que señala el doctor Famá es la posibilidad que dan los tratamientos menos invasivos de no interrumpir las tareas habituales o permitir a la persona reintegrarse rápidamente. Encarar una cirugía es más complejo y en tanto se pueda recurrir a alternativas capaces de brindar resultados, es una muy buena opción, resume.
Y no es solamente el lifting el que puede demorarse con estas terapias. Korzín añade que, en casos puntuales, la liposucción abdominal puede retrasarse unos cinco años con técnicas más benevolentes, como criolipólisis (terapia con frío) o ultrasonido, que daña la grasa por vibración. Si bien los resultados suelen ser más moderados, las ventajas hacen más atractivas estas opciones, señala.
En algunos casos, el quirófano es inevitable. Necesitan cirugía aquellos a quienes hay que reposicionarles los tejidos, porque tienen el rostro de aspecto bulldog, cuello de pavo o exceso de piel en el párpado, indica Felice.
Para Korzín, las claves son la severidad del caso y las expectativas: Si el paciente quiere resultados inmediatos, probablemente prefiera operarse. Pero hay cada vez más personas que se conforman con resultados moderados. Además, siempre hay tiempo de hacer cirugía.
POR MARIANA ISRAEL para Clarín
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