Cientos de cremas con propiedades anti age, iguales cantidades de cirugías estéticas para alisar y tonificar la piel, todos ellas buscan retrasar el envejecimiento o brindar un aspecto más juvenil. Ahora bien, ¿qué ocurriría si la vejez pudiera retrasarse desde dentro, si fuera posible reprogramar al organismo para que envejezca pero un 20% más lento? En esto se encuentra trabajando un equipo de investigadores del Colegio de Medicina Albert Einstein de la Universidad de Yeshiva, en Nueva York. Los científicos destacaron que la “fuente de envejecimiento” del cuerpo podría ser la región del hipotálamo, estructura del tamaño de una almendra, situada en el cerebro.
“Está claro en nuestro estudio que muchos aspectos del envejecimiento son controlados por el hipotálamo. Lo emocionante es que es posible, al menos en ratones, alterar la señalización en el hipotálamo para ralentizar el proceso de envejecimiento y aumentar la longevidad”, destacó el autor principal Dongsheng Cai, profesor de Farmacología Molecular en Einstein.
Desde hace más de cinco décadas, los investigadores se han preguntado si el envejecimiento se produce de forma independiente en varios tejidos del cuerpo o puede ser regulado activamente por un órgano en el cuerpo. Según las primeras conclusiones del estudio, publicado en la edición digital de la revista Nature, el hipotálamo de los ratones controla el envejecimiento en todo el cuerpo, lo que permitiría nuevas estrategias para combatir las enfermedades de la vejez y alargar la vida.
A medida que las personas envejecen, se pueden detectar cambios inflamatorios en diversos tejidos que están implicados en varias enfermedades relacionadas con la edad, como el síndrome metabólico, enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurológicas y muchos tipos de cáncer. Para averiguar cómo el hipotálamo puede afectar al envejecimiento, los expertos decidieron estudiar la inflamación del hipotálamo, centrándose en una compleja proteína llamada NF-kB. “La inflamación involucra a cientos de moléculas y la NF-kB se encuentra justo en el centro de ese mapa regulatorio”, explicó el doctor Cai. La activación de aquella proteína en el hipotálamo de ratones aceleró significativamente el desarrollo de envejecimiento, como se muestra por varias pruebas fisiológicas, cognitivas y de comportamiento.
“Los ratones mostraron una disminución de la fuerza muscular y tamaño, en el espesor de la piel y en su capacidad de aprender, todos ellos indicadores del envejecimiento. La activación de esta vía promovió el envejecimiento sistémico que acorta la esperanza de vida”, destacaron.
Por el contrario, su bloqueo provocó un envejecimiento más lento y el aumento de la longevidad media de aproximadamente un 20%. Además, la activación de la ruta de NF-KB en el hipotálamo causó disminuciones en los niveles de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), que se sintetiza en el hipotálamo y que se asocia con la reproducción. Los investigadores inyectaron dicha hormona en los ratones y notaron que impedía alteraciones en el proceso de creación de nuevas neuronas, es decir, la ralentización del deterioro cognitivo relacionado con la edad.
“La buena salud añade vida a los años”, fue el lema de la OMS en el Día Mundial de la Salud 2012. Según el organismo, el grupo etario de crecimiento más rápido es la población mundial de 60 años o más, y en el mismo, las afecciones y enfermedades contra las que hay tratamiento suelen ser desatendidas o consideradas como una “consecuencia normal” del envejecimiento. Por ello, destacaron que la edad no tiene por qué ser sinónimo de sufrimiento. Sin embargo, para algunos especialistas, el estudio estadounidense dista de convertirse en sinónimo de salud, y deberá traspasar las barreras bioéticas que indican la importancia de respetar y aceptar el curso natural de la vida.
El “comandante en jefe” del sistema nervioso
No hay función orgánica que escape a la influencia del hipotálamo. Se trata de una región del sistema nervioso central, ubicado en el centro geográfico del cerebro.
Allí, se producen las hormonas que regulan procesos corporales como el metabolismo y controlan la liberación de hormonas de la glándula hipófisis, que a su vez controla glándulas como la tiroides, las suprarrenales y las gónadas (testículos u ovarios).
El hipotálamo está conformado por núcleos de células neuronales, siendo cada uno de estos núcleos responsables del control de innumerables y vitales funciones, por ejemplo, del comportamiento sexual y la reproducción, el ciclo ovárico, la potencia de la erección en el hombre. También controla la temperatura corporal, la ingesta de alimentos y agua, el hambre y la sed. El ritmo circadiano (reloj biológico) y el ciclo del sueño, también son regulados por el hipotálamo. A su vez, funciona como una suerte de bisagra que articula las funciones intelectuales y las emociones con el cuerpo. En resumen, se comporta como una especie de “traductor” que transforma señales fisiológicas en cambios conductuales y viceversa. No por nada, muchos lo llaman el “comandante en jefe” del Sistema Nervioso Autónomo y del Sistema Neuroendocrino.
Add a comment