El fotoenvejecimiento se caracteriza por presentar arrugas finas y confluentes, alteraciones de la pigmentación, resequedad, pérdida del tono, coloración amarillenta de la piel, léntigos, efélides, todas alteraciones que se presentan en áreas expuestas.
El fotoenvejecimiento depende principalmente del grado de exposición solar y del subtipo cutáneo, afectando preferentemente a las personas con pieles más claras y estilos de vida al aire libre y a quienes viven en climas asoleados.
El fotoenvejecimiento es el resultado del daño solar acumulativo crónico que se ocurre con los años. Cuando la radiación ultravioleta alcanza la piel, parte de la radiación es dispersada y reflejada en el estrato córneo y parte es transmitida. La radiación UVB y UVA contribuye al proceso de fotoenvejecimiento. La radiación UVB (290-320nm) se absorbe en la epidermis y solo un 10% penetra a la dermis; esta radiación afecta a queratinocitos y a melanocitos intraepidérmicos. La radiación UVA penetra a la dermis e interactúa con los queratinocitos, melanocitos y fibroblastos dérmicos.
Uno de los signos importantes del fotoenvejecimiento son las manchas de la edad o léntigos solares; estos se manifiestan como manchas pigmentadas en la piel crónicamente expuesta al sol. Aparecen alrededor de la cuarta o sexta década de la vida y se localizan en áreas cutáneas fotoexpuestas como la cara y el dorso de las manos, son de color café claro o café negruzco, pueden ser únicos o múltiples y medir algunos milímetros o varios centímetros; cuando son múltiples dan aspecto de piel moteada. En ocasiones debe hacerse el diagnóstico diferencial con léntigo maligno melanoma
Bibliografía
Dermo-cosmiatría “la ciencia al cuidado del cuerpo´´. Drqf. Manuel Fontboté A.
Más información CLICK AQUÍ
Rejuvenecimiento facial
11 marzo, 2014 at 2:26 pmMuy buen artículo!
Add a comment